sábado, 23 de abril de 2016

Canto a la creación

Compuse este poema para una sección de un programa en que participo en Radio María, una cadena de radio católica. Ese programa es La Hora Feliz, dirigido principalmente a niños que se están preparando para hacer la Primera Comunión. Se ha estado emitiendo durante todo el curso los lunes de 18:00 a 19:00, aunque todavía quedan varios programas que podéis escuchar. Mi sección dura unos seis minutos. En ella hago un poema que trata sobre una parábola del Evangelio o sobre cualquier tema religioso. Este poema se emitirá a finales de mayo, pero aquí os lo adelanto. ¡Seguro que os encanta!

Canto a la creación

Niños, ¿os habéis fijado alguna vez en el cielo?
Miradlo fijamente, ese azul que resplandece
que ignora el ocaso y el frío del miedo
y que abre las puertas del azul celeste.

Mirad los árboles, qué grandes y majestuosos.
Las ramas brillan y ondean al viento.
Notad cómo crujen levemente sus troncos,
notad el silbido de cada hoja y su eco.

Cuando podáis, observad cuánta inmensidad
alberga el impetuoso y bravío mar azul.
Qué bellas las olas y sus caricias.
Qué hermosos sus guiños de luz.

Alzad la vista a las montañas, casi al cielo.
qué impetuosas y señoriales se muestran.
Tan firmes como la sabiduría del abuelo.
Tan permanentes como el amor de la abuela.

Los prados y los bosques, ¿no son también
dignos de ser observados siempre
una y otra vez?
Bien extensos y frescos, repletos de plantas
y de criturillas que buscan agua.

¿Habéis visto en alguna ocasión un ciervo?
Son animales ágiles y difíciles de ver.
Pero siempre reposan al cabo del tiempo
para demostrar lo bellos que pueden ser.

El atardecer, sobre todo en verano,
¿no os parece algo increíble?
Tantos colores como el rojo, el morado,
el naranja, el azul... son miles.
Tantos que no puedo contarlos.

Y al final cae la noche, donde lucen las estrellas.
Cada una con su historia y acurrucadas con la luna.
La encargada de cuidarlas es ella.
Es como una madre que ama como ninguna.

Y tras el sueño de la noche que a todos consuela,
el sol llega glorioso para iluminarnos,
para empezar un nuevo día con fuerza.
Un día para dar gracias por el cielo,
los árboles, el mar, las montañas, los ciervos,
los prados y los bosques, el atardecer veraniego,
la noche y el día, maravillosos todos ellos.

Si tan bonitas son estas cosas, niños,
más grande y bello es el que hizo todo ello.
Dios nos creó por amor infinito,
y nos dio todo esto para nosotros,
para que con Él sus hijos seamos felices.

Óscar Santos Pradana

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